Los números son una señal de alerta. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se calcula que una cifra estimada de 325 millones de personas en todo el mundo tienen hepatitis B o C crónicas. Además, las hepatitis virales causaron más de 1 millón de muertes; una cifra comparable a los fallecimientos causados por la tuberculosis y el VIH combinados.
La hepatitis se suele asociar comúnmente con ciertas infecciones virales que afectan directamente al hígado, se trata de virus conocidos como hepatotropos primarios.
“Llamamos hepatitis a la inflamación que ocurre en el hígado por cualquier causa, detectada por elevación de las enzimas llamadas “transaminasas”, pudiendo aparecer o no síntomas clínicos como cansancio, color amarillento en la piel, orina oscura, entre otros”, explicó la Paula Rodríguez Iantorno, médica infectóloga de Helios Salud.
Los más frecuentes son los virus de la hepatitis A, B y C. Pero no sorprende hallar hepatitis, causadas por otros virus inespecíficos, llamados hepatotropos secundarios, tales como el Citomegalovirus o Epstein Barr en el contexto de una mononucleosis. Otra situación frecuente es la hepatitis tóxica, aquella originada por medicamentos, hierbas y otras sustancias.
¿Cómo se puede prevenir las hepatitis virales? es el interrogante que más se escucha en los centros médicos. Cada virus tiene su vía de transmisión específica, con el final común de afectar al hígado con un comportamiento propio en el organismo. Por esa razón, las hepatitis A, B y C son tres entidades diferentes.
Y aun después de los años y los avances científicos, estas pueden dar sorpresas. Así como la creencia popular relata que la hepatitis A es la más inocente, puede no serlo si se adquiere en la edad adulta, siendo una de las causas más frecuentes de trasplante hepático por hepatitis fulminante.
La hepatitis A se transmite al ingerir agua y alimentos contaminados con excretas de personas infectadas. Es común en la infancia cuando los hábitos higiénicos no están bien arraigados. El virus puede permanecer horas y días en una superficie de picaportes, y de griferías. Estos se eliminan de las superficies con solución de lavandina y del agua con hervor durante algunos minutos.
La doctora Rodríguez Iantorno explicó a Infobae que en cuanto a la hepatitis B (HBV), la transmisión es a través de la sangre y fluidos genitales, la vía de adquisición sexual sin protección de la HBV es altamente eficaz, 10 veces más frecuente que el VIH. El preservativo es el método de barrera recomendado para la prevención de esta y todas las ETS.
Sobre la hepatitis C (HCV), la experta dijo que es un virus que cobró relevancia en el último tiempo ya que pasó de ser un agente de infección crónica a tratarse de una infección curable en más del 95% de los casos.
Se transmite principalmente por sangre, en pequeñas cantidades, por lesiones corto-punzantes, compartiendo elementos no esterilizados, la vía sexual no tiene gran eficacia excepto en hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), múltiples parejas sexuales o hábitos de mayor riesgo.
El comportamiento del virus, a diferencia de los otros dos, en más de un 70% de los casos produce una infección crónica, silenciosa, que progresivamente conduce a la cirrosis y al cáncer de hígado.
“Las vacunas cumplen un rol fundamental en la prevención de las hepatitis A y B, cuando otras medidas de prevención pueden fallar, el estar vacunado es el mejor escudo -detalló Rodríguez Iantorno-. Por ello todas las personas nacidas antes de los años de inicio de la vacunación universal en Argentina, deben consultar por la vacunación” advirtió.
¿Qué hacer?
En caso de un diagnóstico positivo se debe minimizar la progresión de enfermedad hepática y además prevenir la transmisión del virus a otras personas. Los expertos recomiendan la abstinencia de alcohol y de sustancias potencialmente hepatotóxicas (algunos fármacos, hierbas, entre otras). Además debe hacerse un seguimiento de profesionales a fin de evaluar otras condiciones que aceleren la fibrosis como la infección con otra hepatitis, HIV entre otras. Por último debe incluir la vacunación para otras hepatitis prevenibles.